Aquella tarde empezaba a empeorar las cosas, por que ahora caía una lluvia tupida, de grandes gotas que se estrellaban violentas sobre el techo de lámina del pequeño negocio familiar. Una modesta vidriaría. Pas miraba hacia fuera, las calles desiertas. Las ventas estaban mal desde hace días y todavía tenia que pagar una hojas de vidrio que acababan de llegar por la mañana. Encendió un cigarro como si eso le trajera la calma que igual que las ventas tenia días que no tenía. El dinero no alcanzaba, más que para apenas ir sobreviviendo. Vio al pequeño Tom que jugaba en el piso, con un pequeño cortador de vidrio y unos cristales para mascara de soldador, sin prestar atención a la lluvia, al ruido ensordecedor de las gotas gordas golpeando el techo o a la preocupación echa humo de su papa.
Había tantas cosas por pagar: Los abonos de un refrigerador, lo que le fiaban en la tienda, Tom ya no tenia zapatos, la luz, el gas, la comida, la renta. Todo se le estaba juntando y las ventas nomás no se daban. A veces pensaba en ir ya entrada la noche entre las calles rompiendo ventanas, ventanas grandes, para que fueran a su negocio a reponer los vidrios que el mismo hubiera roto, pero algo en su interior le decía que no, no podría hacerlo, pero la desesperación hacia que lo imaginara. Apretó sus manos toscas, en un puño que estrello en su mesa de trabajo. Unos vidrios que había estado cortando se deslizaron a la orilla de la mesa. Se sintió observado, volteo y alzo la cabeza mirando el fondo de la tienda, donde tenia un pequeño nicho y su interior una cajita de madera con la imagen del Sagrado Corazón de Jesús. Sintió vergüenza de sus pensamientos y en su mente le dijo a la imagen—Tu sabes que no lo haría, pero mira lo que me pasa. ¿Qué podría estar peor?—la imagen solo le devolvía una mirada llena de bondad y tranquilidad y un corazón coronado de espinas que se encendía intermitente por un foquito rojo, en el interior de la cajita. Pensó en su mujer Luz, que estaría batallando para hacer de comer, con la pequeña cantidad de dinero que le había dejado sobre la mesa, muy temprano. Hacia tanto tiempo que no salían a dar siquiera una vuelta, tenia casi el mismo tiempo que no le compraba nada, y necesitaba tanto. Ella siempre lucia muy limpia aunque su ropa era modesta, sencilla. Casi no se pintaba, por que no necesitaba hacerlo, solo se pintaba el contorno de sus ojos y solo con eso realzaba mucho su cara bonita.
Luz anteriormente le había comentado que quería entrar a trabajar para que pudieran solventar un poco más los gastos, pero tenían a Laura y ella estaba muy chiquita todavía, además de Tomas que estaba por cumplir cinco años.
La lluvia ya no estaba cayendo solo afuera. Ahora Pas sentía que unas gotas de lluvia se le escurrían por sus mejillas. Vio que Tom se recargaba en el dintel de la puerta, seco sus lágrimas con el dorso de su brazo—No te mojes Tomi—dijo con su voz cortada—hazte para acá, yo creo que ya pronto dejara de llover—Tom camino de espaldas hacia atrás, la lluvia del suelo se le adhirió a sus zapatos y al dar un paso tambaleante, resbalo, yéndose de espaldas al piso, al ir cayendo con un bracito quiso sujetarse de la mesa pero solo logro jalar un vidrio que Pas había estado cortando. Se corto la palma de la mano ala vez que el vidrio se le venia encima. Pas no alcanzo a detener la caída del vidrio, solo escucho el grito de Tom, de dos pasos rodeo la mesa. Tom tenía un enorme tajo en el centro del cuello, la sangre le salía en borbotones, Pas se quito la camisa y se la apretaba en el cuello, Tom lloraba. La camisa rápidamente se empapo de sangre y caía en ríos al suelo plateado por el polvo de cristal. Pas lo levanto y salio corriendo, sin importar que su negocio se quedara desierto, por suerte paso un taxi, le hizo la parada y subió rápido, Tomi lloraba. El chofer puso cara de espantado y sin que le dijera nada lo llevo a la Cruz Roja que quedaba a solo unas calles hacia adentro de la unidad. El taxista no quiso cobrarle.
Pudieron detener la hemorragia, pero era necesario coserlo por dentro y tenia mucho riesgo había estado a milímetros de cortarse la yugular y tal vez se hubieran dañado sus cuerdas vocales y ahí no tenían el material quirúrgico que se necesitaba. Le dijeron que tenía que llevarlo a un hospital o a una clínica privada que tenia que recibir esa atención de inmediato y que debía $850.00 pesos. Pas no tenia nada, todo se había quedado en el negocio, no quería dejar al pequeño tom solo pero tenia que pagar. Salio corriendo de ahí, llego echo una sopa a la vidriaría, saco los unicos mil pesos que tenia de un bote de leche. Se dio cuenta que no traía camisa, se puso su chamarra de mezclilla, cerro el negocio y regreso a liquidar la cuenta.
Tenía a Tom en los brazos, bajo una pequeña marquesina donde se parqueaba una vieja ambulancia. Seguía lloviendo. Solo tenia $150.00 pesos en la bolsa—Que voy a hacer con tan poco dinero—pensó. El cielo gris oscuro, se estaba volviendo negro profundo. La lluvia no paraba. Revisaba mentalmente sus probabilidades y no eran alentadoras por ningún lado. Espero un taxi a una calles quedaba una clínica privada. Solo le costo quince pesos el taxi. Con Tom en los brazos entro a la pequeña sala de espera, la poca gente que había sentada lo veía y luego dirigían su mirada al cuello de Tom. En ese momento salio una Doctora y le pregunto que había pasado con el “chiquito”, Pas le comento a la vez que lo hacían pasar a una sala pequeña o quirófano donde también había otro niño con una venda en toda su pierna derecha. Le pidieron que recostara a Tom pero que mantuviera la cabeza levantada en una bolsas que había llenas de ropa de cirujano. La Doctora le quito la gasa que tenia en el cuello le reviso la herida, Tom veía a su papa con los ojos muy abiertos. La Doctora pidió a Pas lo siguiera un momento fuera de esa sala. Una vez afuera le dijo que necesitaba una cirugía para cocer y tal vez un injerto, placas y un ultrasonido para ver si no había dañado las cuerdas vocales y tal vez hospitalización. —Y como cuanto seria de todo eso?—pregunto Pas, inseguro. —Todo mas o menos $20,000.00 pesos mas los días de hospitalización—Dijo la Doctora—Usted dígame, píenselo y enseguida estoy con usted. 20,000 pesos de donde iba a sacar esa cantidad. De donde!!!. Pensó rápidamente en sus conocidos, para encontrar quien pudiera prestarle tal cantidad, apenas vendiendo la vidriaría le alcanzaría pero quien se la querría comprar así de repente. Tom parecía que se ahogaba cada que respiraba, se estrujaba las manos, su ropita toda teñida de rojo oscuro. —No. Tengo que buscar otro sitio—Pensó. Tomo a Tomi de nuevo entre sus brazos, se disculpo con la Doctora, le dio las gracias y salio de nuevo a la lluvia. No tardo en tomar un taxi. A donde?—pregunto el chofer—Derecho, por favor. —Dijo Pas. No sabia adonde ir, veía como las gotas se escurrían por el vidrio. Con una mano peinaba a Tom sin cesar. Su mirada se perdía entre las gotas de afuera. Donde?, Donde?—Pensaba—Y ora pa´donde?—Dijo el chofer—Llevame a...ala Magdalena de las Salinas por favor.—Dijo por reflejo. Hacia años que no tenía Seguro Social, pero aunque le cobraran, quizá seria más barato. Ya no quiso pensar en costos, veía a Tom y Tom lo veía a el, con sus ojitos como ranuras. —No te vallas a dormir! Tomi. —Le dijo, mientras le acariciaba los cachetes. Pensó en Luz, que ya estaría preocupada. Nunca llegaba tarde a casa para cenar. Ya ni como avisarle. La autopista estaba vacía y casi en treinta minutos ya estaban en Vallejo. El chofer le cobro cien pesos aunque el taxímetro marcaba noventa—La propina no mi jefe, ya ve como esta el día y ahorita no cargo pasaje de regreso. —Pas le dio el billete y bajo del taxi. Afuera había dejado de llover ahora solo era una imperceptible llovizna. Mucha gente se paseaba afuera de la sala de emergencias. Algunos fumando, otros recargados en las bardas mugrosas y otros mas sentados platicando. Se dirigió a la recepción con Tom en los brazos, una Enfermera le dijo que saliera y entrara por la reja de lado derecho. En la puerta estaban dos guardias controlando el acceso—Buenas noches—Dijo Pas—Su carnet?—Dijo uno de los custodios. —Lo trae mi esposa, pero yo llegue antes. Déjeme pasar y en cuanto llegue se lo enseño; mire mi hijo viene muy mal, déjeme pasar por favor!!—Los guardias intercambiaron miradas y no lo dejaron entrar sin antes advertirle que en cuanto su esposa llegara les mostrara su carnet. —Si…si no se preocupen—dijo y entro al hospital. Se dirigió a la recepción. Varias secretarias con sus trajes verde agua, hablaban entre si sin voltear a verse, solo vistazos a sus computadoras y a unos papeles a sus costados.—Disculpe señorita—Dijo Pas en general esperando que alguna le respondiera.—Si que quiere?—Dijo una de mala gana.—Traigo a mi niño, se corto el cuello con un vidrio, y en la Cruz Roja me dijeron…--Trae su carnet?—Dijo la misma enfermera sin voltear a verlos.—No, mi esposa lo trae y no a llegado!—Tardaron varios minutos en volverle a hablar.—Bueno valla a archivo y se sabe su numero de seguro?—Si!!—Bueno pues da el numero y que le den su expediente y regresa.—Disculpe otra vez señorita.—Dijo Pas nervioso—Si yo quisiera que lo atendieran sin estar asegurado en cuanto saldría?—La Enfermera se le quedo viendo por primera ves a los ojos. La Enfermera mascaba un chicle enorme, era gorda de la cara y china oxigenada y usaba unos lentes que mas bien parecían prismáticos y le dijo—que no sabe leer ahí están los precios—Ah disculpe, no los había visto—Dijo Pas apenado como si hubiera dicho una grosería. —Bueno valla a archivo y me trae el expediente—Dijo la enfermera casi con odio en la voz. —Por donde, disculpe?—La Enfermera torció la boca y señalo con una pluma que traía en la mano hacia un pasillo a la derecha.
A Pas ya le dolían los brazos pero tenia que llevar a Tom con la cabeza alzada, ya no sentía los hombros, le escurría el sudor por la frente y la nuca. Al llegar al archivo, estaba vació y todo apagado. Como pudo saco una moneda y toco el vidrio. Nadie!!. Al parecer ya estaba cerrado, pero no podía ser, si lo habían mandado ahí seguro tendría que haber alguien. Volvió a tocar y nada. Tal ves salio al baño o a comer—Pensó— Podría esperar, pero cuanto tiempo, Tom necesitaba que lo atendieran, la gasa que le habían puesto en la clínica estaba empapada y le goteaba la sangre por su cuello. Tom casi se estaba quedando dormido. Salio de nuevo por el pasillo, le pregunto a los custodios de la puerta. Le dijeron que tenía que tocar muy fuerte, por que luego se dormía el de archivo. Regreso sus pasos, volvió a tocar mas fuerte varias veces y nadie! Archivo estaba vació al igual que ese corredor sin puertas y sin luz. Quería sentarse y descansar sus brazos, cuando vio una lucecita al final del corredor, se encamino hacia ahí sin pensarlo. Solo era un pequeño nicho con la virgen de Guadalupe, algunas velas y a un costado de la virgen, una estampita con el Sagrado Corazón de Jesús; sin darse cuenta le estaba hablando—Ayúdame Sagrado Corazón!!, ayúdame ve a Tomas. Acuérdate lo que tú sufriste. Por favor no te lo lleves todavía, todavía tiene mucho por que vivir!!, no le arrebates la voz, te prometo que será buen muchacho, te lo prometo. Ayúdame. Que lo atiendan y que no salga tan caro, ya vez que no tengo, si tuviera no me importaría pagar pero si quieres algo de mi a cambio tómalo!! Tú tienes el poder para ayudarnos, no nos abandones!!. Unas gruesas gotas como la lluvia de la tarde se le escurrían hasta su boca dejando su amargo sabor a sal. La única respuesta era de nuevo esa mirada bondadosa. Pas camino otra vez el corredor, se detuvo frente al archivo y toco casi con desesperación, oyó ruido adentro y una luz se encendió en el fondo, de la sombras salio un muchacho, como de treinta años, con barba, vestido de blanco. —Buenas noches—Dijo Pas de inmediato.—Buenas noches.—Dijo el muchacho con una voz muy serena.—Mire, me mandaron por el expediente de mi niño, pero la verdad no tengo seguro, y esta muy mal necesito que lo atiendan, y tampoco tengo dinero para llevarlo a otro lado. Como le puedo hacer?—Decía Pas apresurado, con sus palabras inundadas por las lagrimas y la desesperación.—El joven se le quedo viendo muy raro, como escaneandolo, con los ojos pero con una mirada muy tranquila como una ola que regresa al mar. Después de unos segundos le dijo—Bien. —Tomo un pequeño trozo de papel escribió algo y le dijo—Enseñe esto y no diga nada, solo de este papel a la secretaria de recepción y atenderán al pequeño Tom.—De verdad?—Dijo Pas, asombrado.—Y cuanto seria?—No se preocupe por eso, no le costara, solo entregue ese papelito y recuerde no decir nada.—Muchas gracias.—Dijo Pas, miro a Tomi. Unas fuerzas nuevas habían entrado en él, ya no le dolían los brazos ni la espalda por tanto cargar a Tom, estaba por marcharse pero el muchacho lo llamo de nuevo. —Espera Pascual!!.—Si?.—dijo alzando la mirada. —No te preocupes, todo saldrá bien, las cosas van a mejorar desde el momento que salgas de aquí. Te lo aseguro!!.—Pas sonrió por primera vez. —Gracias. —Dijo y camino el corredor. De pronto recordó no haber dicho su nombre ni el de Tom, como es que sabia?. Regreso rápido, y encontró la sala de archivo sin rastros de haber nadie, todo apagado y en silencio. Empequeñeció los ojos. —A de tener mucho sueño. —Pensó y regreso a la recepción extendió el pequeño trozo de papel, la secretaria hizo unos apuntes y le dijo que pasara su hijo a un cubículo. En unos segundos llego un Doctor muy amable que era el encargado de guardia, lo valoro muy minuciosamente y le dijo a Pas que no se preocupara, que el mismo lo atendería, que le quitara toda su ropita y que esperara afuera. —No se preocupe esta en buenas manos. —
Pas camino con la ropa llena de sangre hacia fuera del hospital. Los custodios le abrieron la puerta sin decirle nada.
Se recargo en una barda gris y sucia de tiempo. Saco un cigarro de su chamarra, lo encendió con sus cerillos. Sentía una calma tan extraña desde que había hablado con aquel joven.
Era muy raro pero sabía, tenia la certeza que todo saldría bien. Que todo se arreglaría. Pensó en su mujer, Luz. Miro su reloj eran las 12:11. Ya había dejado de llover, solo se sentía el aire frió, pero eso no importaba ahora, sabia que Tom estaría bien atendido y calientito aunque tal ves con miedo al estar solo. —Como es que sabia nuestros nombres?—Se preguntaba y por que le recordaba a alguien, como si lo hubiese visto en un sueño o en otro lado. Como si fuera alguien que no sabia como se llamaba pero que traía el nombre en la punta de la lengua, pero no, no podía recordar de donde lo conocía o en que lugar lo había visto.
Alas nueve de la mañana abrió la puerta de su casa, con Tom dormido entre sus brazos. Luz salio a recibirlo, un poco alterada pero no mucho, quizá demasiado tranquila. Cargo al pequeño Tomi y lo llevo a acostar en su cama. —Ya llego papa, ya llego papa!!.—Gritaba la pequeña Laura dando brincos. Luz regreso. —Como esta?.—Pregunto. —Bien. —Dijo Pas, sentándose en una silla, en el comedor. —Bueno le va quedar una cicatriz, pero esta bien!!.—Cubrió su rostro con sus manos. —Te vez cansado. —Dijo luz tomándolo de los hombros. —No, no importa ya me voy a trabajar. —Dijo. —Come algo!!.—No, no tengo hambre, alo mejor al rato. La reacción de Luz lo tomo por sorpresa, pensó encontrarla muy asustada. —Oye por que estas así?.—Pregunto. —Así?, como así?.—Dijo luz, sonriendo. —Pues así, muy tranquila, yo pensé que estarías echa un nudo de nervios.—Si lo estaba!!, ayer como a las nueve, que veía que no llegaban me asuste, ya no sabia que hacer. Me tome un café, para calmarme; Laura se durmió y yo quería ir a la vidriería a ver si estabas ahí todavía, pero decidí esperar además ni modo de dejar a Laura sola. Pero ya como a las doce, me decidí a ir. Fui por mi suéter, tape bien a Laura y cuando ya estaba a punto de irme, tocaron a la puerta, pensé que eras tú!!, y de pronto, sentí mucho alivio y mucha rabia, de veras te iba a ir mal, me fije en la hora, eran las 12:11 lo recuerdo bien. Pero cuando abrí la puerta, era un joven vestido de blanco, con la barba cerrada, delgado, pero tenia unos ojos que transmitía mucha paz y me dijo, que Tomas había tenido un accidente, que tu estabas con el, pero que no me preocupara que tu estabas con el y que llegarían los dos hoy temprano. También me dijo que el vidrio que estaba roto en el piso del negocio que no lo tocaras con las manos, pero que lo despedazaras lo mas posible y lo echaras en un charco de lluvia y que todo estaría bien. Me lo dijo de una forma que yo no supe que decir, o las palabras no me salían, pero sentí tanta calma, que le creí. Como si me acariciara con sus palabras todas. Sentí un jalón en el suéter, era Laura la cargue y cuando di la vuelta el joven ya no estaba, tu crees?!! Se fue sin decir ya nada. Pas se llevo las manos atrás de la nuca, los ojos se le llenaron de lágrimas. Ahora lo sabía, sabia quien era ese joven, lo sabia, sus ojos se hicieron agua, que le purificaba por dentro. Se puso en pie, abrazo a Luz, su mujer y le dijo al oído. —Era Jesús!!., el domingo iremos al la iglesia del Sagrado Corazón De Jesús, a dar gracias!!.—Si mi amor!!.—Dijo Luz, se abrazaron, se besaron y lloraron juntos.
Josi.
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